Joven ejemplar pagó su universidad vendiendo obleas
Con mucho esfuerzo, tenacidad y persistencia, Natalia Madrid logró cumplir uno de sus más grandes sueños: graduarse como licenciada en Ciencias Naturales y Educación Ambiental.
En la ceremonia de grado, que se llevó a cabo el pasado 18 de abril, la sonrisa de oreja a oreja no faltó, pero tampoco lo hizo la que por mucho tiempo fue su compañera en los momentos difíciles: una caja de plástico repleta de obleas.
Para sus compañeros de universidad, las obleas podían ser una botana de dulce más. Sin embargo, para esta joven residente de Montería eran una fuente de ingresos indispensable.
Empezó vendiendo rosquillas de queso, luego intentó con las crispetas y, finalmente, llegó a las obleas, el producto que le permitió costear sus gastos, pagar su universidad, graduarse y, más recientemente, convertirse en un ejemplo de resiliencia a nivel nacional.
“Logré ahorrar para el costo de los semestres antes de la matrícula cero y, por supuesto, me ayudé con los gastos del diario en la universidad”, contó la joven, de acuerdo con ‘La Lengua Caribe’.
Obtener el título de licenciada de la Universidad de Córdoba supuso un gran logro para Natalia, pues, durante mucho tiempo, recorrió todos los rincones de la institución superior comercializando su producto entre estudiantes, docentes y trabajadores. La cafetería, en especial, se convirtió en el epicentro de su emprendimiento: muchos acudían para comprar las obleas con arequipe, queso y hasta chispitas de colores.
Con nada más que un recipiente de plástico con la etiqueta ‘1k’ en la parte frontal, la joven oriunda de Sahagún logró reunir el dinero para ayudar a sus padres con los gastos académicos, entre ellos los pasajes y materiales que necesitaba. De allí que posara con ella en sus fotos de grado: hace parte de su historia, una marcada por la pujanza y la perseverancia.
FUENTE: EL TIEMPO.