jueves, noviembre 21, 2024
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Condenan a mujer que mató a su pareja y engañó a su amiga para guardar la cabeza

El 18 de febrero de 2019 se reportó la súbita desaparición de Jesús María Baranda, un hombre jubilado de 67 años que era residente de la localidad cántabra de Castro Urdiales, España.

Para ese entonces vivía con Carmen Merino, una mujer de 61 años que había conocido en la playa de Ostende, en la misma localidad. Según les relataron los lugareños a las autoridades, la pareja era ‘tal para cual’. Ambos eran mayores y se veían muy enamorados, paseaban juntos de manera frecuente y nunca se les vio pelear

Aun así, a pesar de que duraron juntos siete años, cada uno decidió mantener su vida privada intacta desde el comienzo de la relación. Mientras que Jesús seguía saliendo con sus amigos de pueblos cercanos, Carmen se dedicaba a bailar tango y sevillanas en una casa cultural.

Esto fue clave, pues de no ser por los amigos del hombre, jamás se hubiese sospechado sobre uno de los asesinatos más misteriosos y crudos de la década que mantuvo a España en intriga, hasta el pasado 18 de noviembre, cuando por fin se esclarecieron los hechos.

Solteros y con hijos

Según el periódico español ‘La Voz de Cádiz’, Carmen Merino nació en Sevilla y es la mayor de cinco hermanas. Para cuando conoció a Jesús tenía 61 años, era viuda y además tenía dos hijos que ya están totalmente independizados.

Tenía una vida solitaria, pero nada que no se pudiese resolver con un poco de baile y trabajo constante.

Por su parte, Baranda era un hombre extrovertido que también tenía dos hijos bastante grandes, pero a diferencia de Carmen, él estaba divorciado.

Eran tal para cual. Se habían conocido en medio de una playa mientras ella trabajaba y él descansaba. Desde entonces congeniaron y empezaron a salir en una linda relación que duró siete años, en los cuales jamás se pensó que de ahí saldría uno de los crímenes más mediáticos del año.

Un hilo de mentiras

El caso que ha sido titulado por varios medios como ‘el caso de la cabeza de Castro Urdiales’ (como ‘El Diario de Sevilla’ o ‘EuropaPress’) comenzó el 18 de febrero del 2019 cuando los amigos de Baranda recibieron un mensaje de texto disculpándose por no poder asistir a una reunión que tenían planeada. Seguido a esto, desde su teléfono comenzaron a salir más whatsapps excusándose cada tanto por no poder ir a diferentes compromisos.

Los amigos y familiares del hombre sólo se comunicaban por mensaje de texto con él. iStock

Los amigos y familiares del hombre sólo se comunicaban por mensaje de texto con él. 

A su vez, también ignoraba las llamadas y mensajes de familiares y amigos que no sabían nada de él. Fue entonces cuando su hermano, en el mes de marzo, decide reportar la desaparición del hombre. Días después, Carmen decidió hacer lo mismo pero con una excusa que parecía más un discurso apaciguante que una declaración. Según ella, ”no había nada de qué preocuparse, pues era una desaparición voluntaria” ya que habían decidido acabar con su relación amorosa.

Pero todo esto sonaba muy extraño, ya que la Policía encontró que ninguna de sus tarjetas de crédito había sido utilizada, que durante un mes no ha hecho ninguna llamada telefónica y que su carro no ha sido movido del garaje de su casa desde hace un tiempo.

La Policía capturó a la mujer después del reporte. Instagram: @policianacional

La Policía capturó a la mujer después del reporte. Instagram: @policianacional© Proporcionado por El Tiempo

Cuando la Policía comenzó a sospechar sobre la desaparición de Baranda, la primera sospechosa fue Merino a quien se le cuestionó el por qué no había avisado a las autoridades después de que él supuestamente cortó toda comunicación

En ese momento fue cuando la Guardia Civil le informó a la mujer sevillana que tendrían que hacer una inspección en su casa. A pesar de que ella respondió en un tono tranquilo que no habría problema alguno, lo cierto es que su garganta tenía un nudo en medio.

La cabeza de Jesús María Baranda

Horas antes de que las autoridades llegaran, Merino se las había ingeniado para esconder una prueba clave en la desaparición de su pareja: el cráneo de descarnado del hombre del cual alguna vez se había enamorado.

Con sevicia lo metió en una caja y se la llevó a una amiga de confianza, a quien le recomendó lo que según ella eran los ‘juguetes eróticos’ con los que jugaba con su pareja y no quería que la Policía los viera, pues supuestamente le daba vergüenza.

Sin dudarlo, su amiga accedió a esconderlos sin problema, respetando su ‘privacidad’ en todo momento. Pero dos meses después, movida por la curiosidad y al ver que Carmen no volvía por el paquete, decidió abrir la caja.

La mujer quedó tan horrorizada al ver la cabeza del desaparecido que inmediatamente llamó a las autoridades para denunciar a su mejor amiga. Además, según los testimonios presentados ante los jueces, también tuvo que ser tratada por un ataque de ansiedad durante los siguientes días. Inmediatamente, la expareja de Baranda fue arrestada y puesta bajo prisión preventiva sin derecho a fianza mientras se establecía el juicio.(Además: El perverso enfermero que asesinó a decenas de pacientes durante 16 años).

Entre tanto, las pruebas forenses demostraron que la cabeza había sido cocida en agua y sus tejidos blandos habían sido desprendidos, con el fin de minimizar los olores en la caja. Por otro lado, jamás se encontró el cuerpo del hombre a pesar de los esfuerzos de la Guardia Civil.

La sentencia: 15 años de prisión

Según un comunicado emitido por Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, la mujer pudo haber tenido una motivación económica para cometer el delito ya que había “sido nombrada por este (Jesús) heredera universal en su testamento».

Además, una de las pruebas que presentaron los investigadores fueron las búsquedas que se realizaron desde uno de los computadores de Carmen. Según el historial, la mujer había buscado cosas como «¿cuánto tiempo tarda en descomponerse un cuerpo?» y adicionalmente había comprado herramientas con las que habría descuartizado el cadáver.

Con todo esto, el pasado 18 de noviembre Merino fue sentenciada a 15 años de prisión por haber matado a su pareja, a quien, posteriormente, le quitó la cabeza y se la entregó a una de sus mejores amigas en una caja, alegando que eran juguetes sexuales y necesitaba guardarlos en alguna parte.

La sentencia declara que no hay dudas de que “la acusada mató a su pareja” y que la cabeza la había guardado como una especie de garantía para el futuro, pues así podría acelerar el proceso de la herencia en cualquier momento.

Esto último debido a que, sí después de desaparecido se encuentra muerto, se podrían acelerar “los plazos de la declaración del fallecimiento”.

Además, según el medio español ‘El País’, también deberá pagar una indemnización de 18 mil euros (aproximadamente 90 millones de pesos colombianos) para el hermano de la víctima y de 20 mil (aproximadamente 100 millones de pesos colombianos) euros para cada uno de sus dos hijos.

Fuente: EL TIEMPO